EL SECRETO DE LILY


La alumna de 2º Bachillerato "A", Alicia Díaz Méndez, ha recibido una Mención Especial en la modalidad Narrativa del Concurso de Poesía y Narrativa convocado por el Departamento de Lengua y Literatura del centro. A continuación podéis leer su cuento titulado "El Secreto de Lily".

EL SECRETO DE LILY

Siento que estoy despierta, abro mis ojos poco a poco, aunque una parte de mi prefiere no hacerlo. Todos mis sentidos comienzan a despertarse conmigo. Estoy tumbada en un colchón, aunque el dolor de espalda determina que no es muy cómodo, no estoy en mi cama ni tampoco en mi casa… Abro los ojos, está oscuro, pero puedo percibir que estoy en una habitación, sola, o eso creo, aunque tengo la sensación de que mil ojos me miran.

Se abre una puerta, y la luz ilumina la habitación. Miro hacia la puerta y distingo una silueta, es un hombre, un hombre que conozco muy bien.

  • ¿Papá? - susurro despegando mis labios secos.

  • Hola Lily, ¿cómo te encuentras?

  • ¿Dónde estamos?

Mi padre se queda callado, eso no es bueno, aunque me siento segura sabiendo que él está aquí, conmigo. Me doy cuenta de que estoy en una camilla de hospital, me han puesto un suero y tengo diversas vendas por el cuerpo.

  • Estamos en el hospital de la ciudad – responde al fin mi padre.

  • Eso no debe de ser bueno, ¿qué me ha pasado?

  • Anoche desapareciste. Me dijiste que habías salido con tus amigos al centro del pueblo, pero eran las 2 de la mañana y aún no habías regresado, así que alerté a la policía y salimos a buscarte. Te encontramos en el bosque, con la ropa rasgada y llena de sangre.

  • Dios mío, no me acuerdo de nada, de verdad; ¿cómo pude llegar al bosque sin ni siquiera acordarme?

  • Esperábamos que tú resolvieses el misterio, supusimos que algo o alguien te atacó, pero no sabemos el motivo por el que tú estabas ahí.

  • Pues lo siento, pero no recuerdo nada - me siento fatal, no recuerdo nada, y es un misterio para mí resolver esto, sé que salí con mis amigos, pero ya no recordaba nada más.

  • Bueno, ahora lo importante es que descanses - afirma mi padre – voy a ir a hablar con los investigadores a ver si hallaron algunas pruebas con las que detectar qué hiciste anoche, pronto te darán el alta y volveremos a casa.

Estuve esperando alrededor de una hora, mirando hacia el infinito, analizando paso por paso lo que hice anoche. Quedé con Lucía y Blanca en el supermercado al lado de mi casa, fuimos juntas al bar donde cenamos y después nos reunimos con mis amigos en la discoteca. Recuerdo que salimos a la plaza del pueblo a tomar el aire, sabía que era la una y media de la mañana y que debía volver a casa, y después… nada, todo está en blanco, no recuerdo nada más.

  • Hola Lily, ¿cómo estás? - han entrado dos policías junto a mi padre.

  • ¡Hola! Bien supongo, aunque no recuerdo nada relevante sobre anoche.

  • Es una pena, pero tranquila, no eres la única, hemos encontrado a más personas cerca de la zona en la que tú estabas, en el bosque, y heridas, pero afortunadamente no gravemente. Ellos estuvieron en un descampado cercano al bosque, ¿tú estabas por allí?

  • No, o si estuve no me acuerdo, por lo que sé estuve en el centro con mis amigos.

  • Lo entiendo, pero por favor si puedes intentar hacer memoria o recuerdas algo debes contárnoslo - me dice el inspector.

  • Sí, claro.

Me quedo a solas con mi padre, viene la enfermera y el médico y después de charlar un rato y de cambiar mis vendajes me dice que puedo irme a casa pero que venga en una semana para volver a revisarme las heridas. Salimos del hospital, sienta bien el aire fresco en la cara, es una sensación de libertad. Llegamos a casa y yo me aseo y me cambio de ropa, le pido permiso a mi padre para salir a correr, eso siempre aclaró mis ideas y me ayudó a despejarme.

Me encanta correr, sentir el viento en la cara, siento que supero la gravedad, que puedo hasta volar, es una sensación increíble. De repente me encuentro con mis amigas:

  • ¡Lily! – grita Blanca - Estábamos preocupadas, desapareciste anoche, dijiste que te ibas a casa, pero tu padre nos llamó diciendo que no habías llegado, ¿dónde estabas?

  • Uff… pues la verdad es que ni yo misma lo sé, después de estar con vosotras no recuerdo nada, la policía está investigando a ver si pueden encontrar pistas que nos ayuden a saber que nos pasó a mí y a las demás personas – les comento.

  • Mantennos informadas, ¿vale? Y mejórate mucho – dijo Lucía.

Me despido de ellas y quedamos en estar comunicadas por si pasa de nuevo lo de anoche. Vuelvo a casa, ceno y me acuesto. Estoy agotada, mental y físicamente. Hoy hay luna llena, anoche también pero no estaba completa del todo, me encanta la luna, me gusta observarla desde mi habitación, siempre me ha transmitido mucha belleza, el universo en sí, me quedo mirándola ensimismada hasta que caigo profundamente dormida.

Siento que estoy soñando, siento el viento en la cara y la luz de la luna reflejada en el agua del río. ¿Dónde estoy?

Tengo frío, luego no estoy en mi casa, ¿otra vez? Pero si anoche no salí, estuve en casa todo el tiempo. Miles de pensamientos invaden mi mente. Comienzo a abrir los ojos y veo árboles, por todas partes y la luz del sol que comienza a salir me ciega los ojos. ¿Estoy en el bosque? Me levanto y mis terribles sospechas se confirman, estoy en el bosque, otra vez. Miro mi ropa, está rajada como la última vez, como si algún animal la hubiese arañado, pero no hay sangre, así que no pudo herirme nadie.

Voy caminando hacia casa, es demasiado pronto para que mi padre se haya despertado por lo que no notará mi ausencia. Llego, me ducho y me cambio de ropa y me tumbo en la cama. Son las ocho de la mañana. Escucho a mi padre levantarse. Tocan a la puerta y mi padre sale a abrir, salgo a la entrada para ver quién es.

  • Buenos días, perdonad que os molestemos tan temprano - es la policía – creemos que deberíamos informaros de que, hemos estado investigando en el bosque - suspira – hemos encontrado huellas de un animal salvaje, que me temo no os va a gustar – y entonces, me temí lo peor - los lobos han vuelto. Ellos deben ser los que atacaron al grupo de personas del descampado y posiblemente a ti, Lily la noche en la que desapareciste.

Me puse pálida, eso no podía ser posible. Hacía tres años que una manada de lobos atravesó el bosque cercano a la ciudad, la misma noche que mi madre iba en ese coche por la carretera. Al día siguiente, lo único que encontramos de ella fue su ropa ensangrentada. Estuvieron meses siguiéndole el rastro, pero no la encontraron, y ahora habían vuelto. “No puede ser, no puede ser”, esos pensamientos nublaban mi cabeza.

El resto del día estuve deprimida, mi padre intentó animarme y yo puse buena cara para no preocuparle mucho. Por la noche quise acostarme pronto, habían sido muchas emociones y no podía soportarlas, aunque tenía miedo de volver a despertarme en el bosque, sin recordar nada. Debía concentrarme al máximo para recordar qué ocurría durante la noche.

Soñé otra vez con la luna y con la sensación de volar mientras corría a una velocidad increíble por el bosque, estaba en el bosque, pero ¿estaba soñando?

“Otra vez no”, era consciente de que era de día, ya que el sol comenzaba a calentarme. Abrí los ojos, poco a poco, volvía a estar en el bosque tirada entre la maleza. Me incorporé con cuidado, estaba cansada, más aún que la noche anterior. Pero hoy era diferente, giré la cabeza y allí estaba ella, mi madre, estaba viva, tumbada a mi lado, con la ropa rajada, como la mía, en pleno bosque. Pero estaba allí, no estaba muerta.

  • ¿Lily? – susurró una voz, la voz de mi madre

  • ¿Mamá?... – susurré llorando - ¿cómo es posible? ¿estás aquí? ¿viva? – cada vez entendía menos, la cabeza me daba mil vueltas y sentía como mil preguntas se agolpaban en mi cabeza.

  • Sí, estoy viva cariño, yo, he vuelto de hecho – sonrió mi madre – hace tres años me fui con mi familia, mi manada, me fui con ellos

  • ¿Con ellos? ¿con los lobos? – comencé a encajarlo todo.

  • Sí cielo, con los lobos, hombres y mujeres lobo en realidad. Y tú también lo eres – resopló – Solo quería saber si estabas bien.

  • Entonces, yo también soy uno de ellos ¿no?

Mi madre asintió, y entonces lo entendí todo. Las apariciones en medio del bosque por la mañana, la ropa rasgada, el deseo de correr mucho, la sensación de volar cuando lo hago, el reflejo de la luna llena, que me encantaba en el agua, y la coincidencia de la aparición de los lobos. Todo encajaba, el puzle con miles de piezas sin conexión por fin cobraba sentido. Yo era una mujer-lobo.

Esa noche todo fue diferente, me sentí yo misma, completamente y a la mañana siguiente me desperté en mi cama, recordando todo lo que había hecho la noche anterior, recordé estar con mi manada, mi especie, con mi madre, correr hasta cansarme, disfrutar al máximo, volver a casa con cuidado de no despertar a mi padre y meterme en la cama cayendo profundamente dormida.

A partir de ese día todo fue diferente, solo sabía una cosa, que mi verdadera naturaleza, mi esencia, sería mi secreto para siempre.